El edificio ubicado en avda. Rivadavia y Ayacucho, es obra del Ing. Eduardo Rodríguez Ortega (argentino 1871-1938) y refleja, junto con el “Palacio de los Lirios”, también de su autoría y ubicado a pocos metros, la influencia que tuvo el gran arquitecto catalán Antoni Gaudí sobre él.
Fue construido en 1907 como edificio de rentas. Consta de una planta baja y entrepiso ocupado por un gran local destinado a comercio en el cual en el día de hoy funciona una concesionaria de automóviles, seguido de 4 pisos de departamentos y una terraza de 350 m2.
Pocas personas saben que la cúpula se divide en tres niveles, la parte baja alberga una gran recepción con 3 ventanas que miran hacia la equina, el siguiente nivel cobija un gran dormitorio y el último nivel (al que se accede mediante una escalera retráctil) contiene un telescopio de grandes dimensiones para la observación estelar.
Abandonada y olvidada, expuesta a las inclemencias del tiempo, la cúpula corrió grave riesgo de desaparecer hasta que, en 1999, el 4º piso (que incluía la propiedad de la terraza y la cúpula) fue adquirido por una empresa dedicada a la restauración, que procedió al recupero del inmueble.
Al finalizar la restauración los arquitectos colocaron la frase “No hi ha somnis impossibles”, No hay sueños imposibles, en catalán, en homenaje al gran Gaudí. Tanto las estructuras de hierro de la terraza como los ornamentos que la adornan son réplicas a escala de la Puerta del Dragón de la Finca Güell y de la Casa Battló, de Barcelona, España.
Fuente: Ministerio de Cultura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
27/12/2022
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