La Biosfera de Montreal es una obra icónica de la arquitectura, de esas que hay que conocer, y que hoy es un símbolo de la ecología por albergar un museo sobre el medio ambiente. Esta burbuja de metal está ligada a un nombre, el de Richard Buckminster Fuller, conocido como Bucky, un diseñador, arquitecto e inventor estadounidense que ya en la década de los 60 era considerado un gurú hippie y uno de los arquitectos más destacados gracias a sus esferas geodésicas -o domos, que fue perfeccionando con los diseños- y otras ideas relacionadas con el ahorro de energía.
En este contexto, el gobierno de Estados Unidos lo eligió a él para construir el pabellón que representaría a este país en la Exposición Universal Montreal 67, situado en la Isla de Santa Helena. Y el diseño resultante fue una de las esferas geodésicas más grandes e icónicas de este diseñador: una estructura de acero con células cilíndricas de más de setenta y cinco metros de diámetro y sesenta y tres de altura, conocida como la Biosfera de Montreal. Geométricamente, la cúpula es un icosaedro con 20 caras, cada una formada por la intercalación de pentágonos en una rejilla hexagonal. A su vez, las caras se dividen en triángulos equiláteros.
La obsesión de Buckminster Fuller por este tipo de estructuras esféricas surgió por su interés en los materiales, la integridad estructural y la modularidad. Todo ello buscaba lograr diseños sostenibles, fácilmente replicables. Este proyecto se vio como un ejemplo de cómo los arquitectos podrían usar instrumentos de innovación para crear para el bien de la humanidad.
Desde 1968, un año después de que los Estados Unidos donaran el pabellón a la ciudad de Montreal, y hasta 1976, la Biosfera de Montreal (Biosphère) se usó para actividades recreativas ya que se convirtió en un ecosistema de plantas y aves por las condiciones interiores que se creaban dentro de la burbuja. En 1976 un incendio arrasó la cubierta o recubrimiento exterior, originariamente realizado en un material acrílico. La estructura, construida en acero, no sufrió daños y gracias a eso se conserva. No fue hasta 1990 cuando se aprobó un plan de gestión para convertir la construcción en un lugar dedicado a la ecología, observación y estudio del agua. Entonces, en 1992, el arquitecto Eric Gauthier se encargó de reformular el interior de la Biosfera sin alterar el diseño y su originalidad. Tres años después abría el primer museo de Canadá dedicado al agua.
ELLE Decor . Por ALEJANDRA MUÑOZ
23/03/2021
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